En la industria farmacéutica, la logística no termina al salir del centro de distribución. De hecho, uno de los tramos más críticos y desafiantes es la última milla: el trayecto final en el que los medicamentos deben ser entregados con precisión y en condiciones óptimas a farmacias, hospitales, centros de salud e incluso directamente a los pacientes.
Este proceso no solo implica trasladar un producto de un punto a otro. Requiere una gestión milimétrica, en la que deben cumplirse normas estrictas de calidad, seguridad y trazabilidad, sobre todo cuando se trata de productos sensibles como vacunas, insumos de temperatura controlada o tratamientos de alta complejidad. Una mínima alteración en la temperatura, la humedad o el tiempo de entrega puede comprometer la eficacia del medicamento y, por ende, la salud del paciente.
Tecnología y planificación, claves para la eficiencia
Para enfrentar estos retos, las empresas especializadas en logística farmacéutica invierten en infraestructura y soluciones tecnológicas que garanticen el cumplimiento de los más altos estándares. Entre las herramientas más utilizadas se destacan:
- Vehículos refrigerados con control de temperatura.
- Monitoreo satelital y trazabilidad en tiempo real.
- Optimización de rutas con inteligencia artificial, que permite reducir los tiempos de entrega, evitar zonas congestionadas y disminuir la huella de carbono.
- Sensores IoT que registran condiciones del entorno durante todo el trayecto.
Estos sistemas no solo aseguran el estado del producto, sino que aumentan la confianza y la transparencia en toda la cadena de suministro, permitiendo anticiparse a cualquier desvío o incidente que pueda poner en riesgo la integridad de los medicamentos.