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Los invitamos a leer esta nota imperdible sobre cómo la colaboración y la tecnología están transformando la logística global. Desde el uso compartido de plataformas y rutas hasta soluciones innovadoras como la blockchain y la híper colaboración, el artículo profundiza en cómo la cooperación entre actores del sector impulsa más eficiencia, transparencia y sustentabilidad en toda la cadena de suministro.

Compartir plataformas, datos, rutas de distribución de mercancías, denominaciones, documentación, etiquetados y medidas, como ya ocurre desde hace décadas, con palés y contenedores, debe ser la base del futuro logístico. En este artículo se brindan algunos ejemplos de plataformas tecnológicas y de algunas soluciones intermodales que ya son una realidad.

Por Enrique Sánchez, Director de Desarrollo de Negocio de CITET (Centro de Innovación para la Logística y el Transporte de Mercancías), España.

La colaboración es -o debería ser- consustancial a las cadenas de suministro. Procesos en los que intervienen muchos eslabones, cuya eficacia estriba en la colaboración con el siguiente (y el anterior). A mayor colaboración, más eficacia, eficiencia y sostenibilidad.
La barrera está en el control total que muchos actores quieren tener de sus propias cadenas (por cuestiones comerciales, de competencia, imagen, marketing, incluso puramente logísticas), entendiendo que la colaboración en su máxima expresión reduce ese control y minora su diferencial estratégico.

La colaboración puede ser de distinto nivel y abarcar diferentes actividades, tareas o eslabones. Cuantos más de ellos, más compleja y así, hasta llegar a la hiper colaboración. Durante las últimas décadas, la logística se ha ido transformando. El entorno es más exigente, por lo que las compañías deben ser, en sus cadenas de suministro, eficaces, rápidas, económicas, flexibles, transparentes y sostenibles. Hacerlo de forma independiente está al alcance de muy pocos (quizás de ninguno). Por ello, el camino reside en la colaboración. Gracias a las plataformas informáticas la logística se puede volver más eficiente y, sobre todo, colaborativa. Clientes y proveedores, obligados a colaborar, están en un primer estadio por su relación comercial.

Un poco más allá, esa relación colaborativa puede crecer, sobre todo gracias al uso de esas plataformas, que permiten una conexión de la que extraer relevante información para la toma de decisiones. Y así, uno y otro pueden conocer stocks, reposiciones, compras, ventas, campañas, envases y embalajes, etiquetado, devoluciones, huella de carbono, puntos de distribución, gestión de transportes (lugares, tamaños, necesidades de ma nipulación, etc.).
En el mismo nivel estaría la colaboración que tienen los operadores logísticos con sus clientes. Aquellos deben disponer, a través de plataformas, de una información similar a la mencionada y en tiempo real. Qué productos se fabrican o fabricarán y hay que distribuir; dónde se almacenan; cómo se embalan; cuándo y dónde deben llegar; en qué cantidades y presentaciones; qué logística inversa debe realizarse, etc. Pero ambas siguen siendo relaciones cliente-proveedor en las que las partes tienen un interés crematístico inmediato y basado en un contrato. Aun así, es colaboración.

Colaboración entre competidores

Desde hace algún tiempo se viene hablando -y actuando, sobre todo en programas piloto- de otro nivel de colaboración, el que supone que dos o más cargadores compartan un recurso que está en el foco de la sostenibilidad: el transporte. Parece sencillo y los beneficios son muchos, pero no lo es. Precisa de una visión abierta de la gestión y de un compromiso con el medio ambiente. Y entender que colaborar es contribuir, cooperar y participar en un objetivo de mejora propia y de todo el ecosistema.

El escenario más habitual de este nivel es que dos o más competidores compartan un mismo transporte, para llegar de una sola vez y en las condiciones más sostenibles (un solo medio y a carga completa) a un punto de venta o distribución común.
De nuevo, el uso de plataformas tecnológicas, en este caso para la gestión de ese transporte común, es esencial para que esta colaboración sea eficaz. Además, el modo de transporte con el que se colabore no tiene por qué ser, únicamente la carretera (que es el que primero viene a la mente y el más plausible). También puede darse en el ferroviario, estableciendo, por ejemplo, trenes de mercancías dedicados punto a punto, para dos o más cargadores de similar actividad, como pueden ser piezas para la fabricación de automóviles para una misma factoría.

Si vamos un paso más allá, otro nivel es el de quienes compiten e igualmente colaboran -siempre gracias a las plataformas- ya no aguas abajo de las cadenas de suministro, si no aguas arriba, estableciendo acuerdos y estrategias para el suministro y acopio de materias primas. Papel en el caso de empresas editoriales, materiales de construcción en el de los contratistas o cualquier otra materia prima o producto semielaborado. Es la misma estrategia que abordan las Administraciones o grandes empresas con sus proveedores: una sola compra masiva para distintos lugares, momentos y usos. Aquí la única barrera (además de salvar la ya mencionada voluntad colaborativa) es que estas prácticas deben ser transparentes y seguir las reglas de las centrales de compra, para no caer en prácticas monopolísticas (trust).

Cómo llegar a una logística más eficiente: ejemplos de plataformas tecnológicas

Como ejemplo de plataformas tecnológicas para hacer la logística más eficiente, están las de subastas de transportes y cargas para camiones y furgonetas, en el nivel más elemental y “doméstico”, y la blockchain en el más complejo y global.

En el primero hay tres actores.

  • Aquellos que disponen de la carga.
  • El gestor de la plataforma de transporte al que se facilita la información de la carga para su gestión on-line.
  • Y el propietario (autónomo) o empresa de transporte.

Desde su aparición, estas plataformas han cambiado, tecnificado y hecho más transparente, la relación del transportista con su cliente. Además, contribuyen ágilmente a evitar viajes en vacío. Aquí podrían añadirse las plataformas, internas, de empresas que reúnen a una red de compañías de transporte, como las de paletería.

La blockchain, por su parte, es una plataforma encadenada (usualmente para comercio internacional) en la que intervienen múltiples actores, a los que conecta, de forma descentralizada, creando registros únicos lineales para cada operación. Esto garantiza la seguridad (impide la eliminación y manipulación) y las transacciones, ya que cada bloque -de ahí su nombre- está conectado con el anterior.

¿Qué es la híper colaboración?

El nivel más elevado, que podemos llamar híper colaboración, es la que se da en un escenario en el que, al menos, se conjugan estos elementos:

  • Un reto cuya consecución supone un salto cualitativo (y/o cuantitativo) en un entorno profesional determinado.
  • Una plataforma tecnológica que une a los actores beneficiarios y usuarios de ese salto cualitativo, en un escenario de interoperabilidad.
  • Actores públicos y/o privados.
  • Un líder u organización que aglutina, ges tiona, diseña y pone en marcha el proyecto.

Algunas de las barreras para afrontar este escenario híper colaborativo son:

  • Que se realice una correcta definición del objetivo, compartido y alcanzable.
  • Que la plataforma tecnológica sea interoperable, es decir, que permita el intercambio de datos de forma segura y automática, entre los diferentes actores/usuarios, con independencia de los límites geográficos, políticos u organizativos, y con la finalidad de obtener beneficios mutuos.

Como ejemplo de híper colaboración que cumple con todos sus elementos, se puede citar la plataforma Standtrack, galardonada en la última edición de los Premios CEL Start-up 2024.
Se trata de una solución estándar intermodal para la identificación y la trazabilidad de bultos y la comunicación entre todos los agentes que intervienen en el transporte de mercancías, mediante un sistema de código único.

Un proyecto liderado por CITET (Centro de Innovación para la Logística y el Transporte de Mercancías), que desde 2024 está en fase de comercialización, en el que participan los ayuntamientos de Madrid, Braga y Milán, y empresas líderes de la actividad logística. Además, dispone del soporte de la EIT Urban Mobility, Instituto Europeo de Innovación y Tecnología de la Unión Europea.
El código único elimina la necesidad del re etiquetado en los bultos por cada uno de los actores, lo que se traduce en prácticas más sostenibles en la logística y el transporte de mercancías.

Ese código IUB es la clave para conseguir una logística más colaborativa. La plataforma no sustituye a los sistemas actuales de trazabilidad de las empresas, sino que los complementa. Todas estas ventajas se pusieron de manifiesto en la prueba piloto operativa realizada desde su salida del almacén hasta la entrega final en la última milla, con consolidación en hub urbano, centralizando la trazabilidad de los bultos. Por ello merece la calificación de híper colaboración.

FUENTE:

Revista Énfasis Logística